miércoles, 19 de octubre de 2016

LUIS HERNANDEZ NAVARRO






Nació en Villena en 1926, sin embargo pasó la mayor parte de su infancia en la localidad albaceteña de La Roda. Es aquí donde tiene sus primeros contactos con el mundo de la música, gracias a una religiosa de la localidad que será la que le imparta sus primeras enseñanzas musicales de niño.

A su vuelta a Villena será cuando decida empezar sus estudios musicales de una forma más seria, siendo el recordado Maestro Carrascosa el que le dé clases de Solfeo y Armonía en la Escuela Municipal de música que él mismo dirige. Cumplidos los 20 años de edad, y gracias a una beca del Muy Ilustre Ayuntamiento de Villena, se matricula en el Conservatorio superior de Música de Valencia. Para su ingreso en el mismo se encargó de prepararlo concienzudamente el Maestro Carrascosa, sabedor de las grandes capacidades musicales que el joven Luis tenía.

En Valencia estudió con prestigiosos maestros de la época, como Palau y Sosa. Compaginó sus estudios con su trabajo en el sector del calzado, labor que desempeñó hasta su jubilación. Consciente de que el tiempo no jugaba a su favor, llegó a realizar dos cursos por año.

Finalmente, a los 33 años termina con unas brillantes notas la carrera de composición, siendo a partir de éste momento cuando comienza su actividad creadora.

Su obra no es muy extensa, debido a que no puede desempeñar plena dedicación a su labor como compositor debido a sus obligaciones laborales.

 Tengamos también en cuenta lo exigente que es él mismo con sus composiciones, haciendo a veces una selección  demasiado rigurosa de sus obras. Si bien su catálogo no es muy amplio, si que nos ilustra a la perfección acerca de la calidad como compositor de Luis Hernández. Falleció en nuestra ciudad el 15 de febrero de 1999, tras una grave dolencia pulmonar.



ESTILO Y OBRA

Luis Hernández tenía una forma de componer muy personal, sin seguir estrictamente las normas escolásticas, desde el sinfonismo más clásico de su Fantasía española 1960 hasta la orquestación impresionista de su poema sinfónico Ambrosio Cotes.

Huye de la comodidad de componer solo bajo los preceptos de la Armonía para sumergirse con verdadera maestría en el difícil mundo del contrapunto y la fuga.

Personalmente prefiere las formas contrapuntísticas, las cuales considera un  medio más adecuado para que el compositor pueda crear un lenguaje mucho más personal.

Su obra abarca prácticamente todas las formas musicales, desde la sinfonía hasta el pasodoble, pasando por el poema sinfónico, la música de cámara, obras para piano y corales.


Sin duda una de sus más valiosas aportaciones serán las composiciones de obras para las fiestas de Moros y Cristianos, como la Marcha de los Estudiantes, el Himno de los Piratas y Agadir. De ésta faceta no se encontraba especialmente satisfecho, pues las consideraba “obras menores de música ligera” compuestas siempre por el compromiso con algún amigo.

Algunas obras suyas son:

  • Sinfonía en Do “Mozartiana”:compuesta en 1956, el  material sinfónico se pierde de camino a un concurso de composición, guardando el compositor solo la instrumentación para banda del 1º tiempo.
  • Fantasía Española 1960: es sin duda su obra más representativa. En ella se inspira en ritmos del folclore español, siendo los temas musicales originales .Fue estrenada en el Teatro Chapí en 1971, por la Orquesta Sinfónica de Madrid bajo la batuta de Vicente Spiteri, con motivo de la conmemoración del 120 aniversario del nacimiento de Chapí. En 1994 la profesora de Danza Española de nuestro Conservatorio Ana Carvajal realizó la coreografía con motivo del festival de fin de curso de ese año.
  • Ambrosio Cotes:obra dedicada al gran compositor renacentista, en la que hace uso de algunos temas litúrgicos extraídos de la obra del polifonista villenense. Fue estrenada por la Orquesta Municipal de Valencia  bajo la dirección de Martínez Palomo.
  • España s XX: poema sinfónico al que el autor gustaba denominar “marcha triunfal”. Para el desrrollo temático de la obra se inspira en himnos políticos, culminando con un canto a la Paz.
  • Bodas de Plata
  • Fuga-Fugatto y Estudio-vals para piano.
  • La noble Villena: pasodoble-tonadilla dedicado a su ciudad, es una de sus obras más conocidas. Tiene la peculiaridad de estar escrito en compás de tres por cuatro. Con letra de otro villenero ilustre, Jose M. Soler, fue estrenado en el Teatro Chapí la noche del 6 de mayo de 1953 bajo la batuta del mismo Luis.
  • Zapateado “Amaya”:fue su última composición, estrenada en sus dos versiones, para violín-piano y para banda. También realizó la versión sinfónica.



Estreno de La noble Villena

Luis Hernández y Jose Mº Soler

 
Estreno del zapateado "Amaya"



También realizó la instrumentación de varias zarzuelas del compositor jumillano Julián Santos, así como la transcripción a notación actual de las obras del polifonista renacentista Ambrosio Cotes, natural de Villena. Dichas transcripciones figuran en la magnífica biografía realizada por Jose M. Soler “El polifonista villenense Ambrosio Cotes”.


Destacar también su labor docente, siendo profesor de varios alumnos que hoy en día son reputados compositores.

(Datos extraídos de diferentes artículos de JOAQUÍN NAVARRO GARCÍA)

UN EJEMPLO DE MÚSICA POPULAR VILLENENSE...LOS CANTARES A LA PANDORGA

CANTARES A LA PANDORGA


Jose María Soler, en su “Cancionero Popular Villenense”, recoge los  llamados “cantares a la pandorga”. Dichos cantos, desaparecidos hace ya muchos años, eran un tipo de villancico típico de Villena, localidad situada en la provincia de Alicante.

José María Soler obtuvo en 1949, por este trabajo, el Premio Extraordinario del 37 Concurso convocado por el Instituto de Musicología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pero el mismo aún tuvo que dormir un largo sueño de 35 años hasta que vio su edición en 1986.

Sin lugar a dudas el apartado que más gustaba a Soler era el de villancicos, o “cantares a la pandorga”, llamados así por la zambomba, instrumento con que se acompañan y que en Villena llamamos “pandorga”.

Parece que se ha cumplido el vaticinio hecho por Soler en 1949 en el prólogo de su obra, cuando decía “es una de las manifestaciones musicales más típicas de la localidad que va desapareciendo”. Hace ya muchos años que  desgraciadamente  ya no se oyen estos “cantares”.

En su brevedad son un bello ejemplo de composición musical, escrita en compás ternario con ritmo “ostinato” –siempre igual- para facilitar su interpretación por el pueblo llano. Sus extrañas modulaciones nos recuerdan de alguna manera los cantos arábigo-andaluces.

Aunque se solían cantar sobre todo en Navidad, su misma denominación de “cantares” los hacía idóneos para ser interpretados en cualquier tipo de fiesta o reunión. Siempre se cantaban por parejas mixtas o en grupos de más “cantaores”, estableciéndose una especie de duelo entre todos ellos, y según el ambiente se iba calentando por la ingestión de buenos caldos (entiéndase vinos) subía también el tono picante de las letras, llegándose en muchas ocasiones a improvisar las mismas durante el canto, por lo que de lejos, pueden estar emparentados con el “trobo” murciano.



Una vez se lo pedí a mi novia
 y me contestó llorando,          
  esta semana no puedo             
  qu’estoy con el ringo rango.


Un burro me dio una coz, 
me pegó “ande” no quería,       
   y tan malo me “pusí”                 
  que creí que me moría.




Ya sé qu’estás en la cama
con las teticas calientes
y yo estoy aquí en la esquina
rechinándome los dientes.






La temática de las mismas podían ser: amatorias, eróticas, de ausencia, escatológicas… y por supuesto religiosas, no olvidemos que son villancicos. Veamos ahora estos ejemplos, recogidos por Soler en su “Cancionero”:


128. Ya me voy hiciendo viejo.
Ya me cago sin sentir.
Ya me s’arruga el pellejo,
pronto me voy a morir.


294.Tres torres hay en Villena
yo te diré cuáles son;
Santa María y Santiago
y en medio está “El Orejón”  

203. Esta noche es Nochebuena             
y mataremos el pavo
y le daremos las plumas
al vecino más cercano.

                
             325. La  Noche Buena se viene,                                                                    
             la pandorga sonará                   
            y el asunto del “chicharra”
           en jamás se arreglará.

                                 

Sirvan estas pinceladas sobre nuestro folclore para crearos la curiosidad  de querer conocer esta obra de José María Soler, que junto con el “Diccionario Villenero”, son los dos grandes pilares de nuestras tradiciones populares que nos legó este villenero irrepetible.


             (Extracto del artículo escrito por Joaquín Navarro García para la revista “Eslabón”.)





































          

                                       
            



                                                








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