lunes, 7 de noviembre de 2016

QUINTÍN ESQUEMBRE Y SU PASODOBLE "LA ENTRADA"


                                                                        Por Joaquín Navarro García                                                






Sobre la figura de Esquembre pesan dos hechos en contra que le hacen prácticamente desconocido, sobre todo en su tierra, aunque últimamente tanto su vida y sobre todo su obra van siendo más conocidas, gracias a algunas personas que están sacando a la luz lo mejor de ésta. Como decimos una de las cosas que juegan en contra de un mejor conocimiento sobre Esquembre es la gigantesca figura de Ruperto Chapí, a cuya sombra –y no es exagerado- viven todos o casi todos los compositores españoles. El otro hecho, muy frecuente por cierto, es, que a algunos compositores, se les conoce por una sola de sus obras y este es el caso que nos ocupa, LA ENTRADA. Efectivamente, aunque Quintín  Esquembre no hubiese compuesto otra obra, sería mundialmente famoso por LA ENTRADA. El éxito de este pasodoble oscurece, y no poco, al resto de  su abundante y excelente obra.

Pero antes de continuar veamos, brevemente, algunos datos biográficos sobre nuestro personaje. Quintín Juan Esquembre Sáez, nació a las 20’30 horas del día 30 de marzo del año 1885, en la villenera calle de La Amargura, hoy Coronel Selva, en el número 13. Sus padres fueron Miguel Esquembre Marco y María Virtudes Sáez Díaz, siendo el segundo de cinco hermanos. El padre era platero, oficio tradicional en la familia Esquembre, que todavía siguen ejerciendo algunos descendientes en la actualidad. A pesar de ser platero, parece ser que el negocio familiar fue un comercio de ultramarinos.



Desde muy pronto Quintín dio muestras de su buena predisposición y facultades para la música. Con apenas 7 años ya dirigía una rondalla   de pulso y púa de 8 componentes,  y con sólo 13 años forma parte de un quinteto de cuerda, al que el célebre compositor alcoyano Camilo Pérez Laporta –por entonces director de nuestra Banda Municipal, - les dedicó un quinteto titulado El medio siglo. Viendo la afición por la música y sobre todo por la guitarra del pequeño Quintín, afición por este instrumento que le venía de las veces que pudo asistir a los conciertos que a menudo daba en nuestra ciudad, donde tenía muy buenos amigos,  el gran Francisco Tárrega, del que recibe “sabios consejos” y no “clases” como se viene creyendo. Como decimos, viendo el padre su interés por la música, en 1902 decide emigrar a Madrid con toda la familia, domiciliándose en el típico barrio de Chamberí, en donde abren una modesta pensión con el evocador nombre de “Los Villeneros”.

 Inmediatamente se matricula en el Real Conservatorio de Música donde cursa los estudios oficiales de violonchelo, armonía y composición, materias que finalizó con las máximas calificaciones y Diploma de Honor, en 1913. A la vez, cursó estudios de guitarra, de forma particular, pues por entonces todavía no estaba contemplada dentro de las enseñanzas regladas de los conservatorios, siendo alumno aventajado del gran guitarrista Miguel Llovet, quién le tenía por su “notabilísimo discípulo y querido amigo”. Es a partir de este momento cuando comienza una larga y fructífera carrera musical para el maestro, como compositor y como concertista, sobre todo de guitarra, llegando a ser con este instrumento un verdadero virtuoso y un referente.

 En 1914 entró a formar parte, como solista de violonchelo, en la Banda Sinfónica de Madrid que dirige el célebre maestro Ricardo Villa, a quién sucede el no menos famoso Pablo Sorozábal, amigo personal de Esquembre. Ese mismo año, concretamente el 22 de febrero, se casa con Teodora San Martín, de cuyo matrimonio nacieron 4 hijos y pasan a vivir al nº 7 de la calle Haztzenbusch que sería el domicilio definitivo hasta su muerte.   

En el año 1915 es uno de los solistas elegidos por el maestro Pérez Casas –sin oposición previa- para ser uno de los fundadores y Vicepresidente de la Orquesta Filarmónica de Madrid. A la vez comienza una más que interesante carrera como concertista y maestro de guitarra de grandes alumnos que siguieron su estela por los escenarios españoles. Realiza varias giras por el extranjero, sobre todo Italia y Portugal, principalmente como chelista y guitarrista, además cuenta con un buen número de composiciones sobre todo pasodobles, género del que es referente indiscutible. 



Con estos antecedentes, y  para no extendernos, demos ahora un salto en el tiempo para llegar a un año de suma importancia en la carrera musical de nuestro paisano y por ende para la pequeña historia musical de Villena. Nos estamos refiriendo al año 1922. Dos hechos importantes tienen lugar en dicho año para la vida musical de nuestra ciudad, que están a día de hoy tan arraigados en los corazones de los villeneros como lo puedan estar –salvando las distancias- El Tesoro o el Castillo de la Atalaya. Por un lado, el día 5 de septiembre de ese año, nació una agrupación musical de la mano del ilustre villenero, maestro, Francisco Bravo Gracia, nuestra querida  “Banda Municipal de Música”, que tantos motivos de orgullo nos ha proporcionado a lo largo de estos últimos años. Por otro está la feliz idea del maestro Bravo de solicitar a su amigo la composición de una obra fácil para que fuese interpretada en ese “estreno” de la joven banda el día 5 en la Entrada. En realidad, tal petición no era más que un recordatorio de la promesa efectuada a Bravo por Esquembre, durante su estancia, como venía siendo habitual, para los conciertos de Carnaval en Villena, en la que se comprometió a “hacerles” un pasodoble. Así en carta fechada el 23 de mayo, Francisco Bravo y su otro buen amigo Francisco Ferriz, urgen al músico el envío …por encontrarse  los chicos en condiciones de poder ensayar…, y añaden …desde luego tendrás muy presente que se trata de una banda infantil de 62 plazas y respecto al título le puedes aplicar el que mejor te plazca, pero siempre haciendo mención a Villena. 

Ahondando en el tema, veamos ahora lo que el propio Esquembre le cuenta, años después, a su amigo Mariano Sanz de Pedre, autor del libro “El pasodoble español” y que éste incluye en el apartado dedicado a La Entrada:  …que la composición fuera, a la par que sencilla, fácil y sobre todo, libre de dificultades instrumentales, toda vez que estaba primordialmente destinada a ser interpretada por una modesta banda de música de  reciente creación, integrada en su totalidad por muchachos de Villena, que alternaban sus ocupaciones artesanas con la afición musical….  

LA ENTRADA, que nació como hemos dicho, para el acto principal de nuestras fiestas de Moros y Cristianos,  pasó muy pronto a convertirse en uno de los pasodobles más interpretados en la fiesta de los toros. Parece ser que el hecho de esta “apropiación indebida” se debe a que alguien dijo en su momento que LA ENTRADA quería decir “la de los toreros en la arena”. Buena prueba de lo que se aprecia esta obra en el mundo taurino es, entre otras cosas, su inclusión en la banda sonora de la película española “Blancanieves”,  que ha sido candidata a  los premios Oscar.

Nuevamente LA ENTRADA es utilizada para otra película, en este caso la producción francesa titulada “THE GUNMAN”, en la que intervienen entre otros, Sean Penn y Javier Bardem. Sin salirnos del mundo de los toros LA ENTRADA figura en todas las antologías del pasodoble que se han grabado para la fiesta nacional, teniendo incluso, una versión sinfónica que grabó en C.D. la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.  Y ya para cerrar este capítulo de LA ENTRADA en los toros y el cine digamos que “nuestro” pasodoble ha sido, recientemente, motivo de estudio en un Master en composición para medios audiovisuales titulado “El pasodoble, análisis de la música popular en la película Blancanieves de Pablo Berger,” trabajo realizado por Alejandro Marrupe Ortega de Madrid.

LA ENTRADA  nació sin letra. Pensamos que de haberla querido, el propio Esquembre la hubiese podido hacer, pues solía escribir artículos que, desde Madrid enviaba para su publicación en el periódico local “El Bordoño”. Como decimos, LA ENTRADA fue compuesto sin letra previa. Años después se le “acopló” una –nunca mejor dicho- pues parece metida en las melodías con “calzador”, permítaseme la expresión. Quizás se podría pensar por la forma de decir que no somos  partidarios de tal “asalto” a una obra que por sí sola ya había alcanzado la fama. Efectivamente, opinamos que ciertas cosas no hay que “mejorarlas” con pegados postizos y esta es una de ellas. Bien está lo que está bien. Pocos son los datos que tenemos sobre su autor y el porqué de dicha letra. Los más fiables son los breves apuntes que da el recordado Alfredo Rojas en un artículo publicado en la Revista Villena. Viene a decir “…que el nombre del autor de la letra de LA ENTRADA es un tal Amérigo González Requena, natural de Yecla, que trabajaba en la imprenta-papelería de Marcos y Vicente, ubicada en la Corredera , en lo que después fue Sastrería Calvo y en la actualidad es una Entidad Bancaria…”, y “hasta aquí la cita”. No vamos a entrar en detalle sobre  dicha letra, pero sí dejemos constancia de que la misma es más un canto a la belleza de la mujer villenera que a la fiesta, que es en definitiva para la que fue creada, y decir, para concluir este tema, que en Villena, desgraciadamente, tenemos unas cuantas joyas musicales a las que se le han “pegado” unas letras a posteriori, que no les hacen ningún favor.

LA ENTRADA es un caso casi único en el panorama musical español. Figura, y por partida doble, en todas las enciclopedias, tanto taurinas como musicales. La sencillez de su interpretación y lo pegadizo de sus melodías la hicieron inmediatamente figurar en el repertorio de toda clase de agrupaciones y solistas musicales: piano, guitarra, bandas, conjuntos de cámara, rondallas, tunas, orquestas sinfónicas y orquestinas…Son innumerables sus grabaciones en distintos soportes, desde el rollo de pianola, pianos de manubrio, discos de pizarra, microsurco, al moderno C.D. Siendo última, la realizada por el profesor y concertista de guitarra Francisco Albert Ricote, para el C.D. editado por la Universidad de Alicante “Quintín Esquembre y Ruperto Chapí a la guitarra”,  en donde, además, realiza la primera grabación mundial de la interesante producción para guitarra de Esquembre.

Por último citaremos el hecho curioso de que “nuestra ENTRADA” forma parte en un acto principal en las fiestas de San Roque en la ciudad hermana de Peñafiel. El nombre que adquiere el pasodoble es el de “La Chúndara” y tiene una peculiar letra que comienza con el siguiente verso:

Por eso. Viva el “pijo” el tío Bernardo…..

Mucho más podríamos decir sobre la archifamosa “ENTRADA”, pero sirva todo lo dicho como homenaje a Quintín Esquembre y a esa joya tan nuestra, tan villenera, esa que nos hace vibrar y aún aflorar lágrimas a nuestro ojos cada vez que la escuchamos, sobre todo en esa indescriptible “arrancá”   el día 5 a las 4 de la tarde. Sí, porque LA ENTRADA es sinónimo de fiesta, alegría, imaginación, trabajo, lujo, recogimiento, encuentro y añoranza. Es la llave que abre la gran puerta por donde se desbordan, durante cinco inolvidables días, los mejores sentimientos de los villeneros, la hospitalidad y generosidad, que hacen de Villena esa gran casa en la que nadie es forastero.










BIBLIOGRAFÍA

-El pasodoble Español.-  Sanz de Pedre, Mariano. Ed. del Autor – Madrid 1961.


-Diccionario Alcoyano de Música y Músicos – Valor Calatayud, Ernesto. Ed. Llorens Libros - Alcoy 1988.

                                   
 -Q. Esquembre y Villena – Navarro García, Joaquín.Charla Sede Universitaria de Villena 201. INÉDITO.


-El Pasodoble “La Entrada”- Rojas, Alfredo.  Revista Villena 1994.

                                             
 -A Quintín Esquembre – Poveda Esquembre, Fco. Revista Villena 1965.

                                      

-Quintín Esquembre - Vida y obra de un maestro independiente-Suárez Pajares, Javier.
                                   Roseta – Revista de la Sociedad Española de la Guitarra nº 2-
                                   Instituto Complutense de Ciencias Musicales
                                   Madrid – Mayo 2009.

 -El Pasodoble – Análisis de la música popular en la película “Blancanieves”,
                          de Pablo Verger.
                           Marupe Ortega, Pablo.-Trabajo fin de Master-  – INÉDITO
                           Madrid 2014                                                                                 











































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