…”No sólo
las enseñanzas de su maestro, Felipe Pedrell, o la admiración que profesaba por
sus amigos Debussy, Albéniz, Ravel o Stravinski, formaron parte del mundo de
Manuel de Falla. No sólo el París antirromántico de principios de siglo,
también el romanticismo germano o la música medieval estaban en su cabeza. Los
cancioneros españoles del siglo XV, la polifonía de Tomas Luis de Victoria,
Cristóbal de Morales o Palestrina, los cánticos de la liturgia bizantina, las
sonatas para clave de Scarlatti o el piano de Chopin, la música de Beethoven,
Wagner, Mahler, Grieg, Mussorgski; todo ello es también parte de un universo
musical tan amplio como la cultura y la curiosidad que delatan su
correspondencia y apuntes en libros y partituras que fue estudiando a lo largo
de su vida.”…(Extracto de un Artículo de Alfredo Aracil publicado en el
suplemento Babelia del diario "El Pais" el 6/1/96.)
…”Falla
personificó, con mucho sacrificio, una operación casi titánica: la de liberar a
España de lo chiquito y localista para hacerla entrar en el coro de las
naciones musicales cultas. No estuvo sólo. El combate de Pedrell, de Albéniz y
de algunos más iba en la misma dirección.”…(
Artículo de Enrique Franco publicado en el Suplemento
dominical del diario "El Pais".)
Podríamos decir que con Falla culmina el nacionalismo musical
plenamente español iniciado por Pedrell,Albéniz y Granados a fines del s
XIX.Gracias a él ,la música instrumental española adquiere personalidad
propia,después de los infructuosos intentos llevados a cabo por multitud de
autores en el siglo anterior.Se le considera uno de los compositores españoles
más importantes de la primera mitad del siglo XX, junto a Joaquín Turina y
Joaquín Rodrigo.
Manuel de Falla y
Matheu nace en Cádiz en 1876 .Recibió sus primeras lecciones de solfeo de mano
de su madre, intérprete de piano, y su abuelo. A los 9 años de edad continuó
sus estudios musicales con una profesora de piano llamada Eloísa Galluzo,recibiendo
además clases de armonía y contrapunto. Sin
embargo al entrar en la adolescencia sus intereses serán principalmente la
literatura y el periodismo. Con un grupo de amigos fundó la revista literaria
"El Burlón" y en 1890 participó en una segunda titulada "El
Cascabel", que terminó dirigiendo. En 1893, tras asistir a un concierto en
Cádiz donde se interpretaron, entre otras, obras de Edvard Grieg sintió, según
sus propias palabras, que su "vocación definitiva es la música".
Comenzará entonces a viajar a Madrid para asistir a clases en
el Real Conservatorio de Música y Declamación.En 1897 se trasladó
definitivamente a Madrid, donde al año siguiente finalizó con honores sus
estudios en el Conservatorio.
En 1901 conoció a Felipe Pedrell, quien tendría notable
influencia en su posterior carrera ya que despertó en él el interés por el
flamenco y, en especial, por el cante jondo,enseñándole el camino hacia el
verdadero nacionalismo musical español.
Los años de estudio en la capital española culminaron con la
composición, en 1904, de la ópera “La vida breve”, en colaboración con Carlos
Fernández Shaw, que se hizo acreedora del primer premio de un concurso
convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
La siguiente etapa de su formación tuvo lugar en Francia. En
1907 se afincó en París, por consejo de Joaquín Turina, y allí entró en
relación con Claude Debussy, Maurice Ravel, Paul Dukas, Isaac Albéniz y Pablo
Picasso. Es difícil saber qué experiencia vivida puede cambiar el rumbo de una
sensibilidad artística creadora pero la relación que Falla mantuvo con estos músicos
en París influyó de manera determinante en su música posterior. Por ejemplo,
Debussy quien había oído y admiraba el arte flamenco de España, le aconsejó que
tomara esta música como fuente de inspiración; consejo que el español debió
tener en cuenta en obras como” Noches en los jardines de España”, en que el
impresionismo contemporáneo se utiliza casi como soporte para armonías, ritmos
y sonoridades flamencas.
En 1908 y debido a la mediación de Albéniz, el rey Alfonso
XIII le otorgó una beca para que pudiera seguir residiendo en París. En enero
de ese año inició una gira por el norte de España, junto con el violinista
Antonio Fernández Bordas y el violonchelista Víctor Mirecki. Durante ese
periodo, se empapó de las grandes obras de la literatura francesa, quedando
fuertemente marcado por la obra de Víctor Hugo.
Tras el inicio de la Primera Guerra Mundial, Falla regresó a
su país natal y fijó su residencia de nuevo en Madrid.
En 1916 Manuel de
Falla entabló contacto con Ígor Stravinski y Sergéi Diágilev, cuyos célebres
Ballets Rusos se hallaban por aquella época en Madrid, e inició un viaje por el
sur de España con éste.
El 7 de abril de 1917 se estrenó en el Teatro Eslava la obra”
El corregidor y la molinera” a cargo de una orquesta formada por profesores de
la Sociedad Filarmónica de Madrid, dirigidos por Joaquín Turina. El 29 de
abril, la Orquesta Sinfónica de Madrid, dirigida por Enrique Fernández Arbós
realizó una interpretación en el Teatro Real de una versión de concierto para
pequeña orquesta de” El amor brujo”.
En 1919 fallecieron sus padres,tras lo cual se retira a vivir
en Granada. Allí llevó una vida retirada, rodeado de un grupo de amigos entre
los que se encontraba Federico García Lorca. . Su amistad con Lorca o Alberti,
o su correspondencia con Gerardo Diego, son sólo unos ejemplos de la intensa
vida intelectual desplegada por el compositor, el único español después de tres
siglos, con Albéniz y Granados, que consiguió renombre internacional, y el más
dotado de los tres.
El 22 de julio los
Ballets Russos de Diágilev realizaron el estreno de” El sombrero de tres picos”
en el Alhambra Theatre de Londres, con coreografía de Massine y decorados y
figurines de Pablo Picasso. Esta obra pasó a formar parte del repertorio fijo
de la compañía rusa.
El 4 de enero de 1920, tuvo lugar el estreno en París de”
Noches en los jardines de España”, bajo la dirección de Enrique Fernández Arbós
y con Joaquín Nin en el papel solista, y ese mismo mes, los Ballets Rusos
realizaron una exitosa representación de “El sombrero de tres picos” en el
Théâtre National de l'Opéra de París. El 8 de febrero, Arthur Rubinstein
estrenó en Nueva York la “Fantasia Baetica”.
En 1821 tuvo lugar su boda con Cristina de Aranjuez, que
cambió su vida por completo, lo que ayudó a crear nuevas tendencias musicales.
En 1926 terminó la composición del” Concerto para clavecín y
orquesta de cámara”, que fue estrenado el 5 de noviembre en el Palacio de la
Música de Barcelona por Wanda Landowska, acompañada por un grupo de profesores
de la Orquestra Pau Casals y dirigidos por el propio Falla. Se trata de la
última obra importante que llegó a acabar. Fue homenajeado con motivo de su
quincuagésimo aniversario y recibió la distinción de "hijo adoptivo"
de la ciudad de Sevilla el 20 de marzo e "hijo predilecto" de la
ciudad de Cádiz en abril.
Los homenajes continuaron en 1927, ya que fue nombrado
"hijo adoptivo" de Guadix el 28 de febrero. En Barcelona, el 17 de
marzo tuvo lugar el "Festival Falla", que contó con la presencia del
compositor. El 30 de enero de 1928 tomó posesión de su cargo como académico de
número de la Real Academia de Bellas Artes de Granada.
El 28 de septiembre de 1939, después de la Guerra Civil
Española y ya comenzada la Segunda Guerra Mundial, Manuel de Falla se exilió en
Argentina, a pesar de los intentos de los gobiernos del general Francisco
Franco, que le ofrecían una pensión si regresaba a España. Vivió en su exilio
argentino gracias a la ayuda de algunos mecenas, entre ellos la familia Cambó,
y lo hizo de forma tranquila en una casa en las sierras, donde su hermana
cuidaba de él, ya que casi siempre estaba enfermo. Finalmente, falleció el 14
de noviembre de 1946 tras sufrir una parada cardiorrespiratoria. Con su muerte,
no pudo culminar su última obra “Atlántida”. La tarea de finalizarla, según los
esbozos dejados por el maestro, correspondió a su discípulo Ernesto Halffter.
Sus restos fueron trasladados desde Buenos Aires, hasta su
tierra natal, Cádiz, a bordo del minador Marte. En Cádiz fueron recibidos por
su familia, José María Pemán y diferentes autoridades eclesiásticas, civiles y
militares, entre las que se encontraba el Ministro de Justicia, Raimundo
Fernández-Cuesta, en representación del Jefe del Estado, Francisco Franco. El
cortejo fúnebre se dirigió del muelle a la Catedral de Santa Cruz de Cádiz,
donde se celebró un solemne funeral. Con autorización expresa del papa Pío XII,
los restos fueron enterrados en la cripta de la catedral, donde se encuentran
actualmente junto a los de José María Pemán.
Durante su estancia en París compuso sus obras más célebres: “El
amor brujo” y el ballet ”El sombrero de tres picos” (compuesto para
cumplimentar un encargo de los célebres Ballets Rusos de Sergéi Diágilev), las”
Siete canciones populares españolas para voz y piano”, la “Fantasía Baética”
para piano y “Noches en los jardines de España”, estrenada en el Teatro Real en
1916. Su estilo fue evolucionando a través de estas composiciones desde el
nacionalismo folclorista que revelan estas primeras partituras, inspiradas en temas,
melodías, ritmos y giros andaluces o castellanos, hasta un nacionalismo que
buscaba su inspiración en la tradición musical del Siglo de Oro español y al
que responden la ópera para marionetas “El retablo de Maese Pedro”, una de sus
obras más alabadas, y el” Concierto para clave y cinco instrumentos”. La
madurez creativa de Falla comenzó con su regreso a España, en el año 1914.
Los últimos veinte años de su vida, Manuel de Falla los pasó
trabajando en la que consideraba había de ser la obra de su vida: la cantata
escénica” Atlántida”, sobre un poema del poeta en lengua catalana Jacinto
Verdaguer, que le había obsesionado desde su infancia y en el cual veía
reflejadas todas sus preocupaciones filosóficas, religiosas y humanísticas.
EL AMOR BRUJO
Concebido como “Gitanería en un acto y dos cuadros”,fue escrita expresamente para Pastora Imperio,
con libreto de Gregorio Martínez Sierra
en 1915.Fue estrenada en el Teatro Lara de Madrid con la propia Pastora en el
papel protagonista de Candelas. Posteriormente Falla revisó bastante la obra.
En 1907, Falla emprendió lo que se suponía iban a ser vacaciones de una semana en París, pero se quedó tan encantado con la capital de Francia que terminó permaneciendo allí siete años. La primera obra que escribió a su regreso a España fue el ballet “El amor brujo”, compuesto en el momento en que estaba terminando “Noches en los Jardines de España”.
El incentivo vino de Pastora Imperio, una cantante y
bailarina que deseaba una pieza en la que pudiera expresarse en ambas especialidades.
Ella se dirigió a Falla y al dramaturgo Gregorio Martínez Sierra. Los dos
hombres se interesaron en el proyecto. Sierra proporcionó un escenario basado
en una historia folclórica auténtica. La Imperio pertenecía a una familia de
gitanos, varios de los cuales tuvieron participación en el estreno. La madre de
la artista instruyó a Falla con respecto a las canciones folclóricas y las
leyendas gitanas, su hermano bailó el papel de Carmelo y su cuñada e hija
también aparecían en la producción.
Como inicialmente la obra fue un fracaso, tiempo más tarde el
compositor volvió a escribirla, combinó sus dos escenas en una sola, amplió su
conjunto de cámara a una orquesta y eliminó varias canciones y recitados. La
nueva versión se escuchó en concierto en 1916, pero debió esperar para una
producción escénica hasta 1925, cuando fue interpretada en París por la célebre
bailarina La Argentina. Falla extrajo una suite orquestal del ballet omitiendo
los números vocales.
A través de sus canciones y danzas populares,” El amor brujo”
refleja el misticismo de la cultura gitana.La música surgió de las raíces y de
las canciones y de las danzas de los gitanos andaluces y lleva en ella la mayor
parte del tiempo una cualidad extrañamente primitiva; o más bien, un tipo de
elementalismo emocional y espiritual contenido dentro de un envase técnico y
estilístico altamente sofisticado. Hay también un sabor oriental frecuente, que
no debe sorprender en vista de los muchos aspectos del flamenco que se sabe y
se reconoce que derivan de lo oriental... Falla comprendió, aunque todavía no
había estado allí, las diferencias significativas entre Andalucía y la
Andalucía gitana y compuso de acuerdo con ello. Pero el compositor no utilizó
ni una sola tonada tradicional, andaluza o gitana, aunque empleó con gran
habilidad y comprensión varios de los ritmos de la danza popular.
El título” El amor brujo” recibe habitualmente en inglés el
nombre de "Amor, el Mago", pues de hecho el español es intraducible.
La ambientación es probablemente la costa sur de España, cerca de Cádiz. El
siguiente resumen aparece en la partitura publicada:
Candelas, una joven muy bella y apasionada, ha amado a un
gitano malvado, y celoso, pero fascinante y lisonjero. Aunque ha llevado con él
una vida infeliz, le amó intensamente y lamentó su pérdida, incapaz de
olvidarle. El recuerdo que guarda de él es como un sueño hipnótico, horroroso y
enloquecedor. Está aterrada por el pensamiento de que el muerto quizá no se
haya ido del todo, de que puede regresar y que continúa amándola a su modo
feroz, sombrío, infiel y acariciante. Se vuelve víctima de sus pensamientos del
pasado, como si estuviera bajo la influencia de un Espectro; sin embargo ella
es joven, fuerte y vivaz. La primavera vuelve y con ella el amor, en la figura
de Carmelo. Carmelo, un galán apuesto, joven y enamorado, trata de seducirla.
Candelas no es reacia a ser conquistada y casi inconscientemente responde al
amor, pero la obsesión de su pasado pesa contra su actual inclinación. Cuando
Carmelo se acerca a ella y trata de hacerla compartir su pasión, el Espectro
regresa y aterroriza a Candelas, a la que separa de su amante. Los amantes no
pueden intercambiar el beso del amor perfecto.
Carmelo se va y Candelas languidece y se marchita. Se siente
como embrujada y su amor pasado parece revolotear pesadamente a su alrededor en
la forma de murciélagos malévolos y agoreros. Pero este hechizo malvado debe
ser roto y Carmelo cree haber encontrado un remedio. En otro tiempo él fue
camarada del gitano cuyo Espectro ronda a Candelas. Sabe que el amante muerto
era el típico galanteador andaluz infiel y celoso. Como parece conservar, aun
después de muerto, su gusto por las mujeres bellas, debe ser sorprendido en su
lado flaco y de este modo apartado de sus celos póstumos, con el fin de que
Carmelo pueda intercambiar con Candelas el beso perfecto contra el cual no
tiene poder la brujería en contra del amor.
Carmelo persuade a Lucía, una joven gitana encantadoramente
bella, amiga de Candelas, que simule aceptar los avances del Espectro. Lucía,
por cariño a Candelas y por curiosidad femenina, acepta. La idea de flirtear
con un fantasma le resulta atrayente y novedosa.Lucía ocupa el puesto del
centinela. Carmelo regresa a seducir a Candelas y el Espectro interviene -pero
se encuentra con la encantadora gitanilla y no puede ni quiere resistirse a la
tentación-, pues él no sabe decir que no a la atracción de una cara bonita.
Comienza a seducir a Lucía, engatusándola e implorándole, y la coqueta joven
gitana le lleva casi a la desesperación. Mientras tanto, Carmelo logra
convencer a Candela de su amor y la vida triunfa sobre la muerte y sobre el
pasado. Los amantes por último intercambian el beso que derrota la influencia
maligna del Espectro, el cual perece, definitivamente conquistado por el amor.
Sin duda uno de los fragmentos más populares de la obra es la
Danza del fuego.
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