sábado, 15 de marzo de 2014

SOMBRAS Y LUCES ACERCA DEL ORIGEN DEL POLIFONISTA AMBROSIO COTES



La figura del polifonista villenense Ambrosio Cotes siempre ha estado envuelta en alguna polémica; incluso muchos años después de su muerte, y hasta nuestros días, ha sido motivo de controversia, entre otras cosas por el lugar de su nacimiento o por su  nombre.

Ya en 1888, el belga Var der Straeten, en su obra “Les musiciens neerlandais en Espagne…”  basándose en que el nombre y apellido le suenan a extranjero, le da una procedencia flamenca.

 Por otro lado, el célebre músico e investigador Francisco Asenjo Barbieri, en un artículo publicado en el “Diario Mercantil de Valencia” el 31 de Marzo de 1864, refiriéndose a los célebres versos del “Auto del Hijo Pródigo” de Lope de Vega que dicen al final: “…Isasi vive por la tecla insigne, y en la música, Riscos, Lobo y COTES…” asegura categóricamente que el apellido Cotes es un error de imprenta y que en realidad es “Comes” – por Juan Bautista Comes-  otro gran compositor que él cree nacido en 1568. En realidad había nacido en Valencia el año 1582. Cuando Lope escribe sus versos en 1604 –ya fallecido Cotes- tenía tan sólo 22 años y se hallaba de Cantor en Lérida, prácticamente desconocido. Sin embargo, en dicho artículo nombra a un tal Manuel Cotes, cita por otro lado que copia casi literalmente de lo que dice Baltasar Saldoni en su “ Diccionario Biográfico-Bibliográfico de Efemérides de Músicos Españoles”, que en el tomo IV dice textualmente: “…Cotes, Manuel: distinguido compositor de música teatral a principios del siglo XVII, citado por Lope de Vega en los versos del “Auto del Hijo Pródigo”.

Como vemos casi todos los datos coinciden con nuestro compositor salvo el nombre que Saldoni cambia por Manuel y el que compone “música teatral”, dato este muy posible pero que hasta la fecha no ha sido demostrado. En fin, si tenemos que hacer caso a Barbieri, Ambrosio Cotes no existió jamás.

Otro autor que le hace poco favor a nuestro compositor es el compositor y musicólogo catalán Felipe Pedrell, que copia lo que dice Straeten sin molestarse en aclarar nada  al respecto, y añade, para confundir más todavía que: “…Existe un Manuel Cotes, compositor de música teatral, mencionado por Lope de Vega … era hombre de costumbres muy censurables, por no decir cosa peor” .  Todo esto lo dice basándose en el expediente de Cotes que se guarda en Simancas – que no conoce sino indirectamente- añade sobre el mismo: es un verdadero proceso, que no se recomienda por lo poco edificante”, y continúa con una serie de “lindezas” por el estilo para acabar diciendo que es “…hombre de pelo en pecho, de malas costumbres y levantisco”.

 A los autores nombrados se unen : Soriano Fuentes, Sánchez Pedroso, ó Ruiz de Lihory, que en realidad no hacen más que copiar de los anteriores sin detenerse siquiera a comprobar la autenticidad de sus opiniones.

Como hemos visto hasta aquí, Ambrosio Cotes siempre ha sido motivo de equívocos, errores o simplemente mala intención por parte de algunos escritores o críticos. También hay que decir que el propio Cotes pudo, en algún momento, ayudar a este estado de cosas con  sus actuaciones. Un ejemplo lo tenemos cuando se hace cargo de la Capilla de la Catedral de Valencia y durante toda su estancia en esta capital, que se le atribuye como primer apellido un “Coronado” que no existió jamás en su árbol genealógico, pero que él de alguna manera consiente, con lo que se añade otro dato erróneo a su biografía que crea nuevas dudas.

Pero tienen que transcurrir casi cuatrocientos años desde que muriera para que un paisano suyo, por una feliz intuición, viniera a poner las cosas en claro, despejando definitivamente errores y mentiras y lo colocara en el sitio de honor que por méritos propios le corresponde entre los grandes músicos españoles.

En 1960 José María Soler, realizando un trabajo sobre el Palacio Municipal descubre que entre los que firman la escritura de venta de la casa de los Beneficiados de Santiago, figura la de uno que llama poderosamente su atención, si tenemos en cuenta que los dichos beneficiados, según los estatutos dados a la misma por su fundador Sancho de Medina, tienen que ser naturales de Villena. La firma en concreto es la de Ambrosio Cotes, que por aquellas fechas, año 1576, ya es el Maestro de Capilla de la iglesia de Santiago.

A la natural sorpresa y curiosidad de Soler, que sigue investigando sobre el tema, se une lo que el Presbítero Joaquín Piedra junto a José Climent, Canónigo y Maestro de Capilla de la Catedral de Valencia, además de eminente Compositor y Musicólogo, dicen de Cotes en un trabajo que les han premiado en los Juegos Florales organizados por “Lo Rat Penat” de Valencia en 1967 titulado “ Ambrosio Coronado de Cotes”. Tras un somero repaso a la estancia de Cotes en la Catedral Valentina como su Maestro de Capilla, tomando como fuentes los libros capitulares, hacen un análisis detallado de alguna de las obras que allí deja. Piedra y Climent, también casi de forma casual y sin estar muy seguros, suponen que Cotes es de Villena llegando a esta deducción porque cuando éste pide su jubilación – aduciendo mala salud- dice que quiere retirarse “… al pueblo de Villena donde pretende vivir con sosiego al servicio de Nuestro Señor”  Ante las dudas que se les plantean, en otro momento del artículo dicen: “… Por lo tanto, en la medida de lo posible, exhortamos a los estudiosos y amantes de Villena que exploren sus archivos en busca de algún documento que acredite la veracidad de nuestras  suposiciones”.

Y ahí estaba Soler, el estudioso, el amante de su pueblo, haciendo caso a su intuición primera y espoleado, quizás por las palabras de Climent y Piedra, quién con la meticulosidad que le caracterizaba, después de una intensa labor de investigación en archivos y bibliotecas nacionales e internacionales, publica en la Revista Villena de 1968 un interesante trabajo sobre Cotes, convirtiéndose poco después en la interesante monografía titulada “ El polifonista Villenense Ambrosio Cotes”.

En ambos trabajos José María Soler, despeja, sin dejar lugar a ninguna duda, el sitio de su nacimiento; analiza minuciosamente el célebre proceso a que se vio sometido en Granada promovido por las envidias de sus mediocres compañeros,  aunque – todo hay que decirlo, parece ser que en algunos puntos del mismo sí tenían cierta razón sus detractores- aportando Soler a cada uno de los cargos, las declaraciones que a favor de nuestro compositor hicieron ciertas personalidades de la época. También, y por primera vez, en esta obra figura la transcripción a la notación moderna de todas las obras de Cotes rescatadas por José María en los archivos catedralicios de Granada y Valencia y del Colegio del Patriarca, con lo que ello supone para la difusión de la música de Cotes. Para este apartado Soler contó con la valiosa colaboración del compositor villenense Luis Hernández Navarro.


-NAVARRO GARCIA,JOAQUÍN:“Sombras y luces:Ambrosio Cotes”,artículo en VILLENA.NET.(2006)
                                                                                         

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